miércoles, 9 de diciembre de 2015

"Botellón a la intemperie"

Cada fin de semana, la problemática del botellón es noticia en los periódicos de toda España, jóvenes borrachos, calles llenas de basura, ruido, peleas, etc.

Podemos ver diferentes ejemplos de noticias actuales:

La ingesta abusiva de alcohol atrofia el control de los impulsos de los jóvenes:
 
http://www.elcorreo.com/bizkaia/sociedad/201509/14/ingesta-abusiva-alcohol-atrofia-20150913230857.HTML

A botellazos contra la Ertzaintza en una «pelea multitudinaria» en el entorno de la sala Sonora de Erandio.
 
http://www.elcorreo.com/bizkaia/margen-derecha/201512/05/detenidos-pelea-erandio-20151205122625.HTML

http://www.elcorreo.com/videos/politica/201511/12/cada-cuatro-espanoles-puede-4609315084001-mm.HTML

Uno de cada cuatro españoles no puede dormir por el ruido ambiental. Aunque la fuerte principal de ruido en los ambientes urbanos sigue siendo el tráfico, hay muchas más...póngase en la piel de quien sufre los gritos, la música, las peleas, las vomitonas, etc. de los jóvenes que molestan a los vecinos. Sin irnos más lejos aquí tenemos un claro ejemplo de la discoteca Mao Mao Beach localizada en la calle Zorrozaurre de Bilbao.






A menudo, el tema del botellón es un asunto que genera polémica por los efectos de éste, botellas tiradas, bolsas de basura, orina, vómitos, etc. En ocasiones lo ayuntamientos de las ciudades habilitan zonas para la práctica de éste con medidas como contenedores, para evitar sus efectos.

Personalmente creo que el problema del botellón no son sólo las botellas tiradas, los vómitos o la orina que los jóvenes dejan en el lugar dónde lo practican, sino la existencia de muchos jóvenes, muchos de ellos menores de edad, que beben alcohol y consumen sustancias de forma incontrolada, con las consecuencias que esto provoca sobre ellos.

Además, hay que añadir la baja percepción que los jóvenes tienen sobre el riesgo que el consumo de alcohol supone.

Entonces cabe que nos preguntemos ¿Qué podemos hacer como educadores?

Pienso que es necesario una educación en valores mayor a la que reciben los jóvenes en los centros escolares. Es ahí dónde entraría en juego el papel de los educadores sociales, ya que es necesaria una prevención sobre el consumo en exceso de alcohol en los jóvenes y el consumo de sustancias, proponer otras alternativas de ocio, y saber decir no a el grupo de amigos, que ejerce influencia en los jóvenes, poner límites a las conductas y establecer en los jóvenes pautas de comportamiento.

Tampoco hay que olvidar que el tanto el alcohol como el tabaco son drogas socialmente aceptadas, y el abuso del consumo de alcohol está asociado a conductas como fracaso escolar, problemas de convivencia, etc.

Como alternativa al abuso del consumo de alcohol y sustancias en jóvenes podríamos hacer una intervención socioeducativa comenzando en edades tempranas, ya que el inicio en el consumo cada vez comienza antes.

Se debería promover un estilo de vida saludable, fomentar un ocio constructivo entre los jóvenes y sus familias e intervenir con ellos de forma individual, familiar y grupal, según las circunstancias.

Como objetivos deberíamos proporcionar información, atención individualizada y apoyo a los jóvenes, para favorecer su autonomía, y fomentar su autoestima durante la etapa de cambios que supone la adolescencia. Además de proporcionar información, formación y apoyo a las familias, para que puedan desarrollar adecuadamente su labor como padres, educativa y socializadora.

Finalmente, como conclusión, destacar que pienso que las medidas normativas que están empleando la mayoría de ayuntamientos de localidades españolas no son suficientes ni la alternativa adecuada para acabar con esta problemática, ya que a pesar de prohibir el botellón en la calle y multar a los jóvenes si lo hacen, éstos siguen practicándolo, por lo que creo que se debería reforzar la educación en valores, la prevención, la información y la atención individualizada a los jóvenes comenzando en edades tempranas, tanto en el ámbito escolar como familiar.

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